La mítica fuente ‘Cupido y el cisne’ vuelve a dar luz a la UCR
La mítica fuente ‘Cupido y el cisne’ vuelve a dar luz a la UCR
Cupido y el cisne. En el siglo XIX, una fragata inglesa trajo a Costa Rica una réplica de la celebrada fuente
El capitán Le Vesconte, al mando de la fragata inglesa William Le Lacheur,
con veinte tripulantes a bordo, divisó el modesto faro de madera de
Puntarenas, rodeado de casitas con techos de teja y chozas cubiertas con
hojas de plátano. Era la tarde del 26 de diciembre de 1867, y habían
transcurrido 103 días de navegación desde el puerto de Londres. Una vez
que el buque, con 573 toneladas de peso, alcanzó la riada (aún no se
construía allí un muelle), varios lanchones llegaron hasta aquel para
iniciar la descarga. En la playa, una grúa de vapor y varias carretas
servirían para extraer, de los barquitos, toneladas de tubos de hierro,
pernos, acoples, etcétera.
Todo este material lo había
comprado en Inglaterra el ingeniero Ángel Miguel Velázquez, encargado
de la obra de la cañería de San José, iniciada en 1865. Junto con
aquellos utensilios venían unas piezas embaladas cuidadosamente en cajas
de madera con relleno de paja. La advertencia a los operarios fue
clara: este material debía tratarse con más delicadeza que la tubería.
Tres
lustros antes del arribo de la fragata, en Londres se realizó la Gran
Exposición de los Trabajos de la Industria de Todas las Naciones (1851),
que vino a ser el pináculo propagandístico de la era victoriana y del
siglo imperial británico.
La exposición se realizó en
un colosal edificio de hierro y vidrio llamado el Palacio de Cristal, y a
él fueron seis millones de personas en un período de cinco meses.
El origen.
En medio de aquel dispendio de instrumentos, muebles y obras de arte
nunca vistos, una pieza relativamente pequeña, entre la avenida central
oeste y la nave norte del palacio, se adueñaba de las miradas de los
visitantes, incluidos personajes afamados, como Charles Darwin, Lewis
Carroll, Charlote Brontë, Charles Dickens, y por supuesto Victoria,
soberana del Reino Unido.
La compañía Coalbrookdale
(fundada en Shropshire en el siglo XVIII) había elaborado dicha pieza,
una pequeña fuente ornamental de hierro, obra del escultor John Bell. La
escultura central consistía en un grupo formado por un alegre y robusto
niño abrazado al cuello de un cisne con sus alas abiertas. Este grupo
se asentaba sobre una original taza, con su cara externa decorada con
hojas de nenúfares.
La fuente, denominada Cupido y el cisne,
se exhibió luego en el mercado de Wolverhampton hasta el año 1880,
cuando fue trasladada a West Park. En el año 1959 es adquirida por el
Ironbridge Gorge Museum Trust de Coalbrookdale. Se restauró por primera
vez, y se colocó en el patio central de ese museo, donde permanece en
inmejorables condiciones.
Ocho meses antes del arribo
del Le Lacheur a Puntarenas, la Municipalidad de San José había enviado a
Europa al ingeniero Velázquez para que adquiriese los materiales
faltantes de la cañería y algunas piezas de arte para colocarlas en
sitios neurálgicos de la capital. Velázquez adquirió tres valiosas obras
de la compañía Coalbrookdale, en alguno de sus almacenes de Londres,
Bristol o Liverpool.
Esas obras eran: una maravillosa
fuente de pared, que relata un pasaje bíblico del profeta Moisés; una
exquisita baranda ornamental de 400 metros de largo; y para rematar, una
copia de la célebre fuente Cupido y el cisne, con una espléndida pila de hierro.
Una
vez descargadas de la fragata, se llevaron las piezas a la aduana,
donde permanecieron hasta que un numeroso grupo de carretas se encargó
de ellas. Tapadas con pieles de buey sin curtir, iban las carretas por
montañas y abismos, alternando el estrépito de la madera y el hierro con
el bullicio de monos y pájaros, en un moroso viaje hacia la capital.
Hasta en el cine.
La fuente de Moisés se colocó en la parte externa de los tanques de
agua de la cañería, construidos en el barrio Aranjuez, y la baranda se
instaló alrededor de la plaza Principal (hoy parque Central).
El destino de la fuente Cupido y el cisne
fue el mejor de todos: el centro de la plaza, para que no quedase duda
de que aquella fuente representaba la culminación del tendido de
cañerías, la obra más importante de la ciudad de San José desde la
fundación de la República, y el primer monumento sanitario de Costa
Rica. Nuestra capital fue una de las primeras ciudades del continente
provistas de cañería subterránea.
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